martes, 6 de diciembre de 2016

Oh Sahara…
  

Hoy que mis manos sienten por primera vez tu piel, la cual es suave como las nubes y arrugada como el mar, con un color que hasta la fruta más hermosa tiene envidia, con un olor que evoca la grandeza de lo que eres: "Un gran milagro".

Al ver tu rostro veo la perfección hecha mujercita, no solo tu piel hermosa, sino esos labios que ni Blanca Nieves pudo tener, esos ojos que aunque aún no abres, traen el cielo a la tierra, esas mejillas que esconden esa hermosa sonrisa que ilumina la habitación.

Escuchar como llamas mi atención y provocan en mi ganas de protegerte de todo mal, que en este instante siento cuando por primera vez escucho la melodía de tu voz, como la tierra se estremece.

Oh amada mía, fortuna de esta indecente, que vino a ser premiada con la dulzura de tu ser y con la agonia de la incertidumbre.

Oh amor mío, como quisiera que ni el tiempo, ni el espacio nos separara, pero es cierto que tierras extrañas serán tu abrigo, donde el sol celoso de tu presencia muere cada atardecer.


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